agosto 15, 2008

Más pasión que razón

Eran las once de la noche cuando saqué mi celular de la mochila y leí el mensaje: Liga campeón. No me quedó de otra que reírme y salir en busca de un televisor. Ver a Cevallos tapando los penales –aunque no haya sido en vivo- me movió el suelo, y eso que no soy de Liga. ¿Por qué la conmoción? Tras pensarlo llegué a una respuesta muy comercial (pero acertada): el fútbol es pasión, no lógica.


“Come futbol, sueña futbol, vive futbol…” decía una propaganda de Coca-Cola, y hoy le creo. ¿Cómo más podría explicar que dos países se paralicen para presenciar un partido? ¿Cómo sostener que sin saber los nombres de los jugadores te “pones la camisa” y maldices y celebras junto a los verdaderos hinchas? La pasión por el futbol hace cosas extraordinarias: mueve gente, crea conflictos, une a un país en un solo grito: Gol (qué palabra tan corta para todo lo que significa).


A las 9:55, al empezar el alargue, tuve que dejar la casa donde estaba viendo el partido para ir al estudio. Ni un solo carro transitaba por la calle: Guayaquil –ciudad a la cual no pertenece Liga- estaba sentada frente a un televisor, apoyando el blanco en vez del azul o amarillo, siendo patriotas porque, a pesar de todo, la Liga sigue siendo ecuatoriana.



Las manos del Ecuador



Donde hay pasión, poco espacio queda para la lógica y creo que el fútbol lo refleja a la perfección. Días antes del partido escuché a un amigo decir “espero que pierda la Liga”. Al preguntarle por qué sólo pudo responder “porque no es Barcelona”. En mi mente circularon varias posibles respuestas a tal comentario, pero sabía que aunque insistiera en que la Liga puede no ser Barcelona, pero es parte del Ecuador (a diferencia del Fluminense), que está sacando la cara por el país, que está jugando espectacularmente -y otras cien afirmaciones lógicas-, no iba a lograr que él cambie su opinión: es un barcelonista pura sangre y esa raza –al igual que el resto de pura sangres- no respeta argumentos lógicos cuando se habla de fútbol.

Al igual que la religión, la camiseta del equipo es más un acto de fe que de razonamiento. Puede ser que te bases en tal o cual motivo para haber elegido un equipo, pero normalmente suele ser por razones ilógicas: soy porque se siente bien, soy porque mi familia también lo es, soy….soy porque creo en él. Esta semejanza es la que me lleva a contestar que soy atea cuando mi preguntan a cuál equipo pertenezco.


El miércoles 2 de junio se pintó de blanco. Su resplandor fue tan grande que la foto de la Liga salió en primera plana el día siguiente, opacando evento tan importantes como la liberación de Ingrid Betancourt. Si poner una copa de fútbol por encima de la liberación de una vida inocente en torno a la cual ha girado tanta controversia no prueba que el fútbol es parte del corazón y no del cerebro, entonces no sé que lo hará.



Por: Elsa Cortés

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